lunes, 29 de agosto de 2011

¡Hoy no me puedo levantar!



Todos los periódicos, informativos televisivos, páginas web y demás medios de información se pasarán la semana hablando de la depresión post-vacacional. Somos muchos los que, en estas fechas, retomamos la actividad después de un agradable periodo vacacional. Abandonamos nuestro lugar de descanso, deshacemos las maletas y nos vamos a la cama temprano porque al día siguiente volvemos a nuestros trabajos, pero nos cuesta dormir porque nuestro cuerpo ya se ha acostumbrado a acostarse tarde y, son legión los que a la mañana siguiente, cuando suena el despertador, entonan aquella frase que popularizó Mecano: “¡Hoy no me puedo levantar!” Sufren depresión post-vacacional. Pero, ¿Qué es la depresión post-vacacional?

Después de 11 meses de trabajo continuado, necesitas un descanso, de eso no cabe duda. Todos necesitamos desconectar de la rutina, descansar, disfrutar de nuestra familia, nuestros amigos y nuestras aficiones y, nos pasamos el año deseando que llegue nuestro periodo vacacional para hacer todo esto. El problema realmente radica en ver las vacaciones como una válvula de escape, el maná, la solución a todos nuestros problemas. Ponemos demasiadas expectativas en nuestras vacaciones.

Tras varios días (semanas) sin trabajar, nos acostumbramos a ese estilo de vida relajado y despreocupado de las vacaciones que contrasta demasiado con el estilo de vida que llevábamos antes de las vacaciones y que debemos retomar al finalizar las mismas. Es aquí, a la hora de retomar ese estilo de vida ajetreado y cargado de responsabilidades cuando notamos esa pereza inmensa, ese abatimiento del estado de ánimo. No se trata de una verdadera depresión, ni un síndrome, ni estrés, se trata de despertarnos de un sueño, de volver a la realidad. Lo sufren 1 de cada 3 trabajadores pero, se trata sólo de un proceso emocional normal y pasajero. La depresión post-vacacional surge de la deshumanización de la empresa. No suele durar más de una semana, de hacerlo ya sí hablaríamos de un problema real a tratar psicológicamente.

Para afrontar de la mejor manera posible la vuelta al trabajo sin que nos destruya emocionalmente y deseemos abandonar nuestro puesto de trabajo tenemos que aprender a valorar nuestro trabajo y comenzar a disfrutar de él sin olvidarnos de dedicar nuestro tiempo libre al ocio. Dediquemos todos los días un momento a disfrutar de nuestra familia, nuestros amigos y nuestras aficiones, no dejemos aparcado lo que más nos importa la mayor parte del año. De esta forma, aunque las vacaciones se hagan necesarias para descansar y reponer pilas, no las veremos como una vida alternativa a la vida real.

A pesar de todo, el primer día te costará seguir el ritmo de trabajo habitual. ¿Solución? No pretendas alcanzarlo. Sí, dedica ese día a acostumbrarte a la rutina, a (re)familiarizarte con tus herramientas de trabajo, con tus compañeros, con cada una de las funciones de tu puesto de trabajo. Habla con tus compañeros de las vacaciones, muéstrale algunas fotos. Al buen empresario que ese día estés a medio gas, ya que estarás evitando una semana entera de trabajo a desgana.


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