viernes, 28 de octubre de 2011

De regresos y aprendizaje a través de los errores.

Hoy he vuelto a la radio. Hacía dos años de mi última intervención radiofónica. Me ha encantado volver.
Y, hablando de volver y de retomar actividades, debo reactivar este blog.

Lección: Si tienes demasiadas tareas siempre habrá alguna que se vea aplazada y, probablemente, siempre que debas apartar una actividad apartes la ya apartada, pues ya no te supone un esfuerzo. En nuestra agenda deben aparecer también las actividades con menos peso específico de entre todas nuestras tareas.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El Conejito Blanco contra el Sombrero. La importancia del tiempo.


Imagina que una empresa busca un empleado y se presentan al proceso selectivo el Conejito Blanco y el Sombrero, dos de los personajes de “Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas” de Lewis Carroll. Los dos están suficientemente preparados para el puesto de trabajo, cuentan con titulación universitaria, han realizado satisfactoriamente cursos de postgrado, también tienen algún que otro Máster y un currículum brillante (El Conejito Blanco ha trabajado para la Reina de Corazones y el Sombrerero para el Rey Blanco).

¿Cuál de los dos se quedaría con el puesto de trabajo?

El Conejito Blanco iría  a la entrevista con el tiempo justo, mirando el reloj y corriendo al grito de “¡Que llego tarde!”. Quizá sea el más preparado de los dos pero, la imagen negativa que imprimirá su impuntualidad le costará el puesto de trabajo. El Sombrerero, que cuenta con la amistad del Tiempo, no necesita nada más que pedirle que se posponga la hora de la entrevista hasta llegar al lugar indicado, por lo tanto, será el elegido para el puesto de trabajo.

Como no tenemos la amistad que el Sombrerero aseguraba tener con el Tiempo, por lo menos antes del concierto organizado por la Reina de Corazones en Marzo, cuando se pelearon ambos personajes, no sabemos muy bien porqué, tenemos que hacer todo lo posible por convertirlo en nuestro aliado.

Cuando tengas una entrevista de trabajo, sobre todo si no conoces bien la zona donde está ubicado el lugar de la reunión o no sabes si habrá aparcamiento suficiente, intenta llegar con antelación, unos diez minutos aproximadamente. Si llegas antes no cometas el error de tomarte un café (o un té por aquello de emular al Sombrerero) no te conviene tomar ningún tipo de excitante pero, lo más importante, no te conviene la posibilidad siempre existente de mancharte y acudir a la entrevista con manchas en tu ropa. Da un paseo por la manzana (no entres al lugar de la entrevista con una antelación superior a diez minutos) o siéntate en un banco a esperar la hora justa, eso sí, si te sientas mira bien dónde lo haces no sea que el banco esté sucio, transmitir una imagen pulcra es muy importante. 

lunes, 29 de agosto de 2011

¡Hoy no me puedo levantar!



Todos los periódicos, informativos televisivos, páginas web y demás medios de información se pasarán la semana hablando de la depresión post-vacacional. Somos muchos los que, en estas fechas, retomamos la actividad después de un agradable periodo vacacional. Abandonamos nuestro lugar de descanso, deshacemos las maletas y nos vamos a la cama temprano porque al día siguiente volvemos a nuestros trabajos, pero nos cuesta dormir porque nuestro cuerpo ya se ha acostumbrado a acostarse tarde y, son legión los que a la mañana siguiente, cuando suena el despertador, entonan aquella frase que popularizó Mecano: “¡Hoy no me puedo levantar!” Sufren depresión post-vacacional. Pero, ¿Qué es la depresión post-vacacional?

Después de 11 meses de trabajo continuado, necesitas un descanso, de eso no cabe duda. Todos necesitamos desconectar de la rutina, descansar, disfrutar de nuestra familia, nuestros amigos y nuestras aficiones y, nos pasamos el año deseando que llegue nuestro periodo vacacional para hacer todo esto. El problema realmente radica en ver las vacaciones como una válvula de escape, el maná, la solución a todos nuestros problemas. Ponemos demasiadas expectativas en nuestras vacaciones.

Tras varios días (semanas) sin trabajar, nos acostumbramos a ese estilo de vida relajado y despreocupado de las vacaciones que contrasta demasiado con el estilo de vida que llevábamos antes de las vacaciones y que debemos retomar al finalizar las mismas. Es aquí, a la hora de retomar ese estilo de vida ajetreado y cargado de responsabilidades cuando notamos esa pereza inmensa, ese abatimiento del estado de ánimo. No se trata de una verdadera depresión, ni un síndrome, ni estrés, se trata de despertarnos de un sueño, de volver a la realidad. Lo sufren 1 de cada 3 trabajadores pero, se trata sólo de un proceso emocional normal y pasajero. La depresión post-vacacional surge de la deshumanización de la empresa. No suele durar más de una semana, de hacerlo ya sí hablaríamos de un problema real a tratar psicológicamente.

Para afrontar de la mejor manera posible la vuelta al trabajo sin que nos destruya emocionalmente y deseemos abandonar nuestro puesto de trabajo tenemos que aprender a valorar nuestro trabajo y comenzar a disfrutar de él sin olvidarnos de dedicar nuestro tiempo libre al ocio. Dediquemos todos los días un momento a disfrutar de nuestra familia, nuestros amigos y nuestras aficiones, no dejemos aparcado lo que más nos importa la mayor parte del año. De esta forma, aunque las vacaciones se hagan necesarias para descansar y reponer pilas, no las veremos como una vida alternativa a la vida real.

A pesar de todo, el primer día te costará seguir el ritmo de trabajo habitual. ¿Solución? No pretendas alcanzarlo. Sí, dedica ese día a acostumbrarte a la rutina, a (re)familiarizarte con tus herramientas de trabajo, con tus compañeros, con cada una de las funciones de tu puesto de trabajo. Habla con tus compañeros de las vacaciones, muéstrale algunas fotos. Al buen empresario que ese día estés a medio gas, ya que estarás evitando una semana entera de trabajo a desgana.


miércoles, 10 de agosto de 2011

¿Estás buscando empleo? ¿En serio?

En los últimos años parece que la Tasa de Desempleo se ha propuesto sacarnos los colores. La destrucción de empleo es tan dañina como los problemas que nos encontramos a la hora de encontrar un puesto de trabajo.

Muchas han sido las empresas que han cerrado, otras han despedido a sus trabajadores aunque siguen contando con ellos sin contrato, lo que supone un descenso del coste empresarial significativo a la par que ilegal y dañino para nuestra economía. Pero hoy no toca hablar de esto, hoy toca hablar de los buscadores de empleo.

Buscar empleo es un trabajo y lo tenemos que tratar como tal. Buscar empleo no es equivalente a estar dispuesto a incorporarte a un puesto de trabajo. Cuando en este blog (o cuaderno de notas) hable de búsqueda de empleo me estaré refiriendo a las búsqueda activa de empleo.

El buscador de empleo debe fijarse unos objetivos, planificar la estrategia para alcanzar esos objetivos, llevar a cabo el plan estratégico y medir resultados para obtener feedback y poder corregir sobre la marcha si fuera necesario. Evidentemente, deberá ser constante y no cesar hasta alcanzar el objetivo fijado.

Nos podemos encontrar miles de obstáculos que nos impidan incorporarnos al mundo laboral pero, los que debemos evitar a toda costa son aquellos sobre los que tenemos control.

No estás buscando empleo si te limitas a enviar un puñado de currículums por nuestro entorno y esperamos que nos llamen. Cambia de actitud, trabaja para encontrar un trabajo.

Otras veces puede pasar que lo hagas todo correctamente, te tomes la búsqueda de empleo como un empleo pero no obtengas ningún resultado. Cuidado: No tires la toalla, no dimitas. El trabajo bien hecho, tarde o temprano, da sus frutos. Recuerda que la inactividad es infructífera por naturaleza.

viernes, 5 de agosto de 2011

Entrena tu discurso.

Esta mañana hablaba con un compañero de trabajo mientras nos tomábamos un café y me preguntaba qué pasaba si en un juicio pasaba algo inesperado, algo con lo que no contábamos.

Le he contestado que uno tiene que estar siempre preparado para lo inesperado. Le ha sonado a frase de libro de autoayuda y se ha echado a reír. Nada más lejos de la realidad, cuando alguien se enfrenta no a un discurso, más bien a una conversación, un enfrentamiento dialéctico debe contar con que la otra persona es precisamente eso, una persona, y no podemos saber con certeza cuál será su reacción ante una frase determinada.

Es bien sabido que alguien que va a afrontar un discurso debe preparase, esto lo tenemos asumido. También tenemos asumido que un debate requiere de igual preparación, pero esto no es del todo cierto. Requiere de preparación pero ésta ha de ser ligeramente distinta, porque no se trata sólo de saber qué queremos trasmitir y cómo lo vamos a hacer, también tenemos que tener en cuenta otra variable “inesperada” que es nuestro contrario, aquél cuyo papel es desmentir lo que nosotros decimos o, en algunos casos, descubrir todo lo que se esconde tras nuestras palabras.

Recordaba así un trabajo anterior en el que mi principal función era convencer a mi interlocutor –en realidad hoy en día muchos trabajos consisten en ello-, cada mañana, antes de reunirnos con nuestros clientes, hacíamos una simulación de negociación. Lo que hacíamos en esta simulación no era otra cosa que someternos a preguntas inverosímiles que no teníamos miedo de responder porque lo hacíamos ante compañeros. Esa seguridad nos bastaba para encontrar fácilmente la respuesta a esa pregunta inesperada, de esa forma nos preparábamos para afrontar una situación similar pero real.

El entrenamiento de nuestro speach, nuestro discurso –un discurso que debe ser flexible teniendo en cuenta el factor sorpresa- nos es válido para cualquier trabajo o rol desempeñado: desde el vendedor de coches, al profesional jurídico, pasando por el político o el piloto de fórmula uno que se enfrenta a una entrevista, todos utilizamos el lenguaje como herramienta de trabajo, absolutamente todos, así que, igual que el atleta debe entrenar, nosotros (ese nosotros engloba a todo el mundo) debemos prestar atención a nuestro discurso. Al final, en cualquier trabajo, nos vamos a enfrentar a una situación que requiera convencer a otra persona. No hace falta que diga la importancia que tiene para aquellos que buscan un empleo tener un discurso bien definido capaz de convencer al entrevistador.

Recuerda la importancia que tienen los debates para los políticos con mayor capacidad dialéctica, para aquellos que controlan más datos o para aquellos que tienen una dilatada experiencia. Recuerda los últimos debates que has visto. ¿Recuerdas al vencedor? ¿Crees que no había entrenado para la ocasión?

martes, 2 de agosto de 2011

El Efecto Google

¿Cuántos teléfonos recuerdas de memoria? Pocos, ¿verdad? Porqué ibas a necesitar memorizar números de teléfono si tu teléfono tiene 1 gigabyte de memoria donde poder almacenar los números de toda tu familia, tus amigos, compañeros de trabajo,…

¿Cuántas fechas de cumpleaños recuerdas? Desde que tienes a tus amigos y conocidos conectados a través de sus perfiles en Facebook pocos, de hecho alguna vez has felicitado a un amigo en una fecha incorrecta sólo porque la información de su perfil era incorrecta, ¿verdad?

¿Recuerdas los ríos o sistemas montañosos de la península ibérica? ¿Qué harías si alguien te pregunta por ellos? No hay problema, estamos en la era digital, con sólo teclear en tu ordenador “ríos península ibérica” tendrás en milésimas de segundo esa información. Es muy cómodo y muy práctico. Sólo que, tiene un pequeño inconveniente: Cualquier músculo u órgano que no se utiliza se atrofia.

En los colegios aún se sigue enseñando a los niños a sumar, restar, multiplicar, dividir, incluso con decimales. Podría parecer una pérdida de tiempo, ya que todos tienen a su alcance una calculadora o una tabla de Excel que haría el cálculo deseado con mucha precisión y sin requerir esfuerzo alguno.

Entrenamos el cerebro de nuestros hijos, ¿por qué hacemos del nuestro un órgano sedentario?

Ejercita tu mente intentando almacenar en tu memoria interna (la tuya y no la de tu ordenador o teléfono móvil) la mayor cantidad de números de teléfono, fechas de cumpleaños. Intenta recuperar la agilidad mental que el llamado Efecto Google te ha quitado. Te será muy útil para conservar tu puesto de trabajo o encontrar de una forma más fácil ese anhelado puesto de trabajo.

Más de una vez te diré que en las nuevas tecnologías hallarás uno de los mejores aliados en la búsqueda activa de empleo y, es cierto pero, no te olvides de tu mayor activo, tú mismo.

lunes, 1 de agosto de 2011

El futuro no está por llegar, está por gestionar.

Nadie te va a sacar de la crisis, has de poner de tu parte. La única fórmula válida es:

- Trabajo.
- Trabajo.
- Trabajo.

La palabra “crisis” en japonés (kiki) está compuesta de dos símbolos, el primero significa peligro, el segundo oportunidad.

En la propia crisis, se encuentra la oportunidad para acabar con ella. Has de conocerte, saber qué puedes aportar a los demás, con qué armas cuentas para enfrentarte a esta nefasta situación, que quieren o necesitan de ti los que te rodean, cuándo lo necesitan y, qué harás una vez éstos hayan cubierto su necesidad.

No es fácil. Si lo fuera, ya lo habríamos conseguido. Afrontar la crisis requiere de mucho esfuerzo, también de herramientas y de ayuda.

Este blog no es una guía para salir de la crisis, simplemente pretende ser un cuaderno de notas de un joven profesional que piensa que el futuro no está por llegar, está por gestionar.